De fosa en fosa en busca de paz
Sonora es uno de los 10 estados en México con más desaparecidos; las madres buscan a sus hijos ante la falta de acción de las autoridades. Conoce la historia de Cecilia.
Hola:
¿Qué sentirías si un ser querido saliera de tu casa y no volviera? ¿Qué pasaría si a uno de los tuyos se lo llevara la policía y desapareciera? ¿Qué harías si nadie te diera respuestas? Cecilia Delgado decidió tomar pico y pala y salir a buscar a su hijo en el desierto y terrenos baldíos. Lo encontró. Estaba en una fosa en Sonora con otros 17 cuerpos. El instinto de madre la ayudó a reconocer la osamenta.
Cecilia es una de las cientos de madres que buscan a sus hijos en México. Sonora está en la lista de los 10 estados con más violencia y desaparecidos en el país. Ante la falta de acción de las autoridades, la indiferencia política y el dolor de la pérdida, aprendieron a remover la tierra, excavar y recuperar un cuerpo tras otro. Y esto nunca para. Ellas quisieran encontrar a los suyos y que ya no desaparecieran ajenos… pero ¿puede ser esto una realidad? La esperanza no se va.
Escucha la entrevista a Cecilia Delgado, de Buscadoras Por La Paz Sonora, en nuestros programa de radio La Hora del Cafecito de Conecta Arizona en la Onda 1190 en este enlace. Respírate y prepárate, porque el testimonio de esta madre sonorense es potente y desgarrador.
Aquí también te traemos un resumen de la entrevista, por si prefieres las letras a las voces.
Te mando un abrazo lleno de agradecimiento y empatía,
Maritza L. Félix
Fundadora de Conecta Arizona
PD. Las fotos de usadas en este boletín son de la cuenta de Facebook de Buscadoras por La Paz.
“Yo le creo”
Cecilia Delgado, de Buscadoras por La Paz, confía que el gobernador electo de Sonora cumpla la palabra de parar las desapariciones.
Por: Gustavo Guirado
El gobernador electo de Sonora, Alfonso Durazo, “se comprometió al menos a disminuir las desapariciones” forzadas de personas a causa del crimen organizado y el narcotráfico en este estado del norte de México, en la frontera con Arizona. Así lo afirmó Cecilia Delgado, líder de las Buscadoras por la Paz de Sonora, uno de los colectivos de familiares que buscan a sus seres queridos que fueron desaparecidos y luego enterrados en descampados o en el desierto.
“Tuvimos una reunión antes de que ganara (la elección, el domingo 6 de junio) y nos prometió, y lo tengo grabado. Los que están desaparecidos, que nos ayuden a encontrarlos. Y parar, frenar: yo sé que no se puede parar de golpe algo que está tan fuerte, pero al menos disminuir las desapariciones. Se comprometió y confío en que así sea y que nos apoyen más, porque nosotras solas solventamos nuestras búsquedas. El gobierno no nos da ni un solo peso, ni una botella de agua, solamente tenemos nuestros propios recursos”, sostuvo.
En declaraciones a La Hora del Cafecito, el programa de radio de Conecta Arizona, Delgado cuestionó a las autoridades por la falta de respuestas. “Las autoridades no responden. Tenemos que salir a buscar a nuestros familiares porque nadie responde. Nosotros hacemos la búsqueda que ellos deberían hacer, porque es su obligación, mas no lo hacen. Por eso salimos a buscarlos y no nos cansamos. Las autoridades no nos dan respuesta, no saben nada, no dicen nada. Por eso decidimos salir nosotros, los familiares, a buscarlos”, señaló.
Los miles de desaparecidos en México son generalmente encontrados en fosas comunes, en estado de descomposición, mientras que en otros casos solo se hallan algunos restos de la persona debido al paso del tiempo. Acompañados por arqueólogos en algunos casos, los familiares salen en búsqueda de cuerpos de sus seres queridos y muchas veces están liderados por mujeres (madres, esposas, hermanas) que cavan en la tierra con picos, palas y varillas en búsqueda de alguna pista (seña particular, ropa, etc) que permita identificar los cuerpos.
El 25 de noviembre de 2020 Cecilia pudo encontrar el cuerpo de su hijo, Jesús Ramón Martínez Delgado, desaparecido en diciembre de 2018, cuando la vida de esta mujer sonorense cambió dramáticamente para siempre. “En ese momento no sabía qué hacer, no sabía que había colectivos de búsqueda, porque estaba muy ajena, vivía en un mundo bonito en el que pensaba que nunca me iba a pasar esto. Y en ese momento te encuentras totalmente desorientada, no sabes qué hacer, ni a quién acudir”, recordó Cecilia.
“Obviamente –continuó- acudí a la policía cuando mi hija presentó la denuncia por desaparición. Ella pensaba que mi hijo estaba encerrado porque lo habían llevado policías estatales. Pensaba que estaba en alguna cárcel, pero no fue así. Y empecé a buscarlo, como podía, porque no sabía cómo. Me fui primero a varias cárceles, luego al hospital, a los centros de rehabilitación. A todo lo que me decían iba. También fui al monte, por si no lo habían dejado golpeado”.
Fue así como Cecilia se unió al colectivo Guerreras Buscadoras, que comenzó a hacer búsquedas. Luego formó parte del grupo Madres Buscadoras y finalmente, el 10 de mayo de 2020, formó el colectivo Buscadoras por la Paz Sonora. “Desde ese momento no he parado. Ya lo encontré, no como yo quería, pero ya lo encontré. Lamentablemente el 25 de noviembre de 2020 encontré a mi hijo en una fosa clandestina junto con 17 personas más”, recordó en la entrevista radial con la periodista Maritza L. Félix.
- ¿Cómo fue ese momento?
- “Es lo más terrible que le puede pasar a una madre, no hay grado para medir el dolor tremendo de que seas tú misma la que encuentres a tu hijo en esas condiciones. Fue un dolor desgarrador, no tiene límites. Es un dolor indescriptible. Porque yo desde el primer momento dije que era mi hijo y pasaron unos días hastaque me dieron el dictamen de que efectivamente era mi hijo”.
- ¿Cómo lo reconociste?
- “Lo reconocí por sus brackets, sus dientes. Fue algo terrible. Andaban la comisión estatal y la comisión nacional con nosotros. Con el arqueólogo que tenemos vimos que primero salió un cuerpo, de una persona con la que mi hijo desapareció. Luego salió el cuerpo de él. Cuando regresé de ver los demás cuerpos (porque encontramos como 17), vi el cráneo de este segundo cuerpo y me comentaron que tenía brackets, yo me hinqué y dije ‘él es mi hijo’. No me equivoqué. Yo estaba en Phoenix cuando lo desaparecieron. Él me había enseñado su muela de juicio, que la traía muy inflamada y atravesada. Pues efectivamente también coincidía. Yo preguntaba por su ropa, que estaba a un lado, pero en ese momento de dolor no la veía. Traía su chamarra, su camiseta. Con eso no me quedó más duda de que era mi niño, no fue necesario que me dijeran con prueba de ADN que era él. Yo sentí desde un principio que él era mi hijo. Tenía una leve esperanza de que no fuera él, que mi hijo iba a volver con vida. Quisiera que todos volvieran. Pero ese día se acabó mi esperanza”.
- ¿Cómo supieron dónde buscar?
- “A mí me hicieron una llamada anónima. No encontrábamos ese lugar con los otros dos colectivos. No lo encontrábamos. Abrimos una puerta, un cerco, con candado; era puro monte, cerca de un cerro, y decidimos entrar. Jamás pensé que fuera a encontrar a mi hijo en ese lugar porque los cuerpos que iban saliendo eran del lado sur de la ciudad y a mi hijo lo trajeron para el lado norte. Nos íbamos guiando por las vestimentas, incluso habíamos encontrado una credencial de elector y así encontramos a tantos. Pero fue por una llamada anónima que, bendito Dios, tengo a mi hijo en un lugar digno. Con mi corazón hecho pedazos porque apenas ayer cumplió años, pero lo tengo en un lugar digno. Bendito Dios”.
- ¿Cómo buscan? ¿Cómo aprendieron a usar varillas, pala y pico para buscar y desenterrar muchas osamentas que, de otra manera, seguirían ahí, bajo tierra?
- “Aprendí, aunque es algo que no quería aprender, porque ninguna mamá, esposa, hermana jamás quiere aprender eso. Pero tenía muchas ganas de encontrar a mi hijo vivo. Al ver que pasaba el tiempo, dije ‘vamos a sacar a los que ya están’. Aprendí a usar la varilla, aprendí todo, a no cansarme, a no rendirme, a que no me afectaran ni el frío ni el calor ni el hambre ni la sed, porque eran más mis ganas de encontrarlo a él y a todos. No solo a él, porque algo que tenemos que tener bien en mente es que no solo buscamos a nuestro ser querido, sino a todos los desaparecidos. Y yo, en este caso, encontré a mi hijo. Tengo un sobrino desaparecido, a quien sigo buscando. Sigo buscando a todos los desaparecidos. Estoy en esta lucha y hasta que Dios me lo permita voy a seguir. Aprendí y sigo aprendiendo porque esto nunca se termina. De hecho, estoy en la ciudad de México ahorita para tratar de aprender más, para poder encontrar más tesoros y regresarlos a casa”.
- ¿Quién te entrenó para ir al desierto, o a tantos baldíos que hay en Arizona y Sonora y saber cómo y dónde buscar?, ¿cómo te das cuenta que la tierra podría estar diciéndote que ahí hay alguien enterrado?
- “Yo ponía mucha atención: qué buscan, cómo buscan. Preguntaba mucho: cómo le hacen, qué ven, si hay tierra removida o un hundimiento. Metes la varilla y huele putrefacto cuando tiene poco tiempo, y cuando tiene un año o más va a oler diferente. Aunque no quería aprender, era mucho el amor. Me comentaba una mamá que fue a su primera búsqueda la semana antepasada cómo iba a hacer porque no sabía nada de búsquedas. Le dije lo que tenía que ver en la tierra, los movimientos. ‘¿Pero sabes qué? Tu amor de madre te va a llevar a buscar a tu hijo y a los demás y así vas a encontrar’, le dije. Y en esa primera búsqueda le tocó encontrar a ella. Es algo tremendo, encuentras muchos cuerpos y el sentimiento lo traes. Es algo que duele en el alma, que te duele mucho y tenemos que aprender a base del dolor que tenemos. Lamentablemente así es”.
- ¿No les da miedo? Porque el crimen organizado, la violencia, es parte de esto también.
- “El miedo más grande era perder a nuestros hijos y ya los perdimos. Ese era el miedo más grande que teníamos y creo que al arrebatarnos a nuestros hijos ahí nos quitaron el miedo, nos quitaron todo. La verdad, yo no tengo miedo. No tengo miedo”.
- ¿A dónde se puede seguir a Buscadoras por la Paz y hacer donaciones?
- “En la página de Facebook Buscadoras por la Paz Sonora, donde una parte es exclusiva para búsquedas. A mí si me llaman y me dicen que un familiar está desaparecido, yo me voy, no importa si traiga o no traiga seguridad. Salimos”.