Quédate en México: El análisis
Estados Unidos retoma el controvertido programa que obliga a los migrantes a esperar en una patria que no es suya mientras se resuelve su caso de asilo.
Hola, ¿cómo estás? Hoy dedicamos este boletín al análisis del programa Quédate en México y su impacto real en nuestras fronteras. Para ello invitamos a nuestro show de radio a un abogado, una periodista y a una organización de rescate de migrantes. Si te perdiste el programa puedes verlo y escucharlo aquí. Si lo prefieres, Gustavo Guirado nos hizo un resumen de lo que charlamos.
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Maritza L. Félix
Fundadora de Conecta Arizona
Programa Quédate en México: las solicitudes de asilo no serían tan favorables para migrantes centroamericanos
Por: Gustavo Guirado
Los miles de migrantes de Centroamérica que se encuentran en México a la espera de que en Estados Unidos avancen los trámites de sus solicitudes de asilo no cuentan con altas posibilidades de que sus casos sean resueltos a su favor porque la ley usualmente beneficia a migrantes de países donde se producen efectivamente persecuciones, en general de los gobiernos, como actualmente son los casos de Venezuela y Cuba. Así lo afirmó el abogado de inmigración Randall Rowberry, al analizar el programa estadounidense Quédate en México, que establece que estos migrantes deben aguardar la resolución de sus peticiones al otro lado de la frontera.
“No es más probable que le vayan a dar el asilo si el inmigrante viene de un país de Centroamérica, porque la ley no está hecha para personas de esos países. Está hecha para personas de países donde hay problemas con el gobierno, como en Venezuela, en Cuba. Esos países tienen mucha más probabilidad de ganar (el caso)”, señaló Rowberry, en declaraciones a La Hora del Cafecito, el programa de radio de Conecta Arizona, aunque aclaró que en cualquier caso el solicitante debe comprobar con pruebas legales que “fue una víctima de persecución por su gobierno o por una fuerza que su gobierno no podía parar”.
“Tiene que comprobar que fue por causa de sus creencias políticas o religiosas, por su etnicidad o por haber pertenecido a un grupo social particular”, precisó el experto, días después de que la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos reinstauró el programa que había sido creado por el expresidente Donald Trump en enero de 2019 y por el que unos 70 mil inmigrantes solicitantes de asilo fueron enviados a México mientras el trámite avanza. La medida había sido suspendida temporalmente por la Administración Biden, por lo que desde su asunción unos 13 mil de esos inmigrantes habían regresado a Estados Unidos a la espera de la resolución de sus peticiones.
Debido a esta política migratoria de Trump, ratificada ahora por el fallo de la Corte, no deja de aumentar el número de inmigrantes solicitantes de asilo que están varados en México a la espera de su audiencia de asilo en Estados Unidos. Según datos del sitio Trac Immigration (https://trac.syr.edu/immigration/), hasta julio de 2021 estaban esperando en México más de 23,000 hondureños (el grupo más numeroso), casi 16 mil guatemaltecos y más de 11 mil cubanos, seguidos en cantidad por migrantes de El Salvador, Ecuador (casi 6 mil), Venezuela, Nicaragua, Brasil, Perú, Colombia, República Dominicana, el mismo México, Costa Rica y Chile, entre otros.
A ellos se suman miles de personas más que, a lo largo de México y para llegar de algún modo a la frontera con Estados Unidos, vienen marchando en caravanas migrantes desde los países de Centroamérica o aún de América del Sur, como es el caso de los venezolanos. El contexto de la pandemia, por otra parte, lleva a Estados Unidos a invocar también el llamado Título 42: creada por Trump en 2020, esta iniciativa permite a los oficiales fronterizos expulsar a los migrantes que intentan ingresar por México por considerar que potencialmente representan un riesgo para la salud pública debido al coronavirus.
Entrevistado por Maritza L. Félix, fundadora y directora de Conecta Arizona, Rowberry recordó que Trump instituyó el programa Quédate en México “para minimizar el efecto del asilo, más que todo para limitar la cantidad de personas que pueden cruzar la frontera”. “El propósito, creo, fue desanimar a las personas que estaban pensando venir para aplicar por el asilo, pero hemos visto más personas que nunca. El único efecto que el programa ha tenido es exponer a las personas a los elementos de los que estaban tratando de escapar en sus países (como los gobiernos de esos países)”, señaló.
“Por ejemplo, una persona viene de Guatemala, de Honduras, de El Salvador, para escapar de algo, de algún elemento de persecución en su país, como las pandillas en las calles de Guatemala que están pidiendo un dinero o amenazando. Esa persona llega a la frontera y pide la oportunidad de aplicar por el asilo. Bajo ese programa, la persona a cargo del puerto (de entrada) dice ‘Ok, vamos a apuntar sus datos y a tomar su número. Lo llamaremos cuando le toque su primera audiencia. Regrese a México’”, ejemplificó Rowberry.
“Como no tienen a dónde ir, entonces van a unos campamentos muy peligrosos. Muchos han muerto, algunas familias se han separado por la desorganización de ese programa. Es cuestión de meses y años entre audiencias, no hay mucha seguridad, hay mucho peligro y no hay oportunidad de contar con un servicio de un abogado o algún tipo de ayuda legal. Entonces el Gobierno los está poniendo en una posición muy fea y están mucho peor que si les hubieran permitido entrar (a Estados Unidos), componer su caso y aplicar por el asilo, tranquilos, como la ley de ese país dicta”, agregó.
Para que la solicitud de asilo sea resuelta en forma favorable, explicó el experto, el inmigrante debe presentar evidencias claras de la persecución en su país que invoca como motivo para realizar la petición. “Desafortunadamente, en la mayoría de los casos en las Cortes de Inmigración las personas no cuentan con demasiada evidencia. Pero, más que todo, el juez depende del testimonio de uno. El juez tiene que determinar si la persona es creíble, si no está contradiciéndose o no está haciendo reclamos muy grandes o diciendo algo que no es creíble”, señaló el abogado.
“Si la persona fue víctima de algún crimen debe traer un reporte de policía. Sabemos que en muchos países no es posible pedir un reporte policial normal, porque los policías están controlados por un elemento que están tratando de escapar. Si tiene una declaración de un testigo, una persona que estaba presente (en el ataque), también sirve. También sirve evidencia médica: si contó con los servicios de un doctor o un hospital después de que algo le hubiera pasado, hay que traer todo ese récord médico. Eso es para cualquier persona que quiera aplicar por el asilo. De esa forma le dará una mejor chance de poder cruzar y presentar un mejor caso posible (ante las autoridades)”, ejemplificó.
El solicitante de asilo podrá demostrar su caso y toda esta evidencia en la llamada “entrevista de miedo creíble”, en la que un oficial de Inmigración lo entrevistará para determinar si es o no real el caso de persecución invocado. Además, los expertos aclaran en todo momento que la condición de pobreza del solicitante en el país de origen no es motivo para solicitar el asilo, que se reduce exclusivamente a persecuciones por motivos políticos o religiosos, por etnicidad o por pertenecer a un grupo específico que es perseguido en el país de donde se emigra.
“Por ejemplo, un guatemalteco homosexual, eso sería un grupo (que es perseguido por el gobierno). Pero tiene que comprobar que es parte de ese grupo, que se reconoce en ese país y que no cambió de grupo, que la persecución se ha ocasionado por ser parte de ese grupo. Hay muchas personas que son víctimas de un delito, un crimen, que fueron robadas a punta de pistola, llegan y dicen que tienen miedo de regresar a su país, pero no pueden comprobar que esto que les había pasado les pasó por sus creencias religiosas o políticas o por pertenecer a un grupo específico. La clave es comprobar que la persecución fue a causa de las creencias”, sostuvo.
Rowberry, de todos modos, afirmó que las peticiones de asilo no resultan actualmente tan favorables para los solicitantes de los países centroamericanos. “Es difícil darle consejos a una persona que tiene miedo por su vida en su país. Si una persona tiene ganas de mover a toda su familia fuera de un área de peligro, no se le puede decir nada para desanimarla de ese instinto de proteger a su familia. Pero si nada más es para darles una oportunidad de conseguir un mejor trabajo, no vale la pena poner en riesgo a su familia; tal vez sería más eficaz encontrar otra región para trabajar”, analizó.
“Ahorita lo están haciendo muy difícil, especialmente en la frontera. Si una persona tiene planes de aplicar por el asilo de la manera correcta que es, supuestamente, presentándose en la frontera, le van a hacer la vida muy difícil. Si se presentan en la frontera, les dan un número y los ponen en el programa Quédate en México, los regresan para México para estar pendientes de la fecha de la audiencia. Suerte”, agregó el abogado, con lo cual estimó que son bajas las posibilidades de tener una resolución favorable a la petición.
Frente a esta incertidumbre en México por la resolución de un caso de asilo que puede demorar años, algunos inmigrantes buscan ingresar a Estados Unidos cruzando el desierto, es decir de forma ilegal, aunque esa opción supone riesgos para la vida ya que muchos de ellos mueren en el intento debido a las condiciones extremas de calor en el lugar. En caso de que lo logren, muchos pedirán también asilo.
“Las personas que cruzan la frontera a Estados Unidos y luego piden asilo normalmente están en una posición mucho mejor que las personas que lo están haciendo por la manera descripta por las autoridades. Si uno cruza de ilegal, como se dice, es otro proceso (de pedido de asilo). Tal vez tenga que empezar con una aplicación defensiva ante un juez de Inmigración, en contra de un fiscal, que hace que las chances sean muy bajas, pero por lo menos tiene su día (su cita) en la Corte y está dentro de Estados Unidos, encima de su propio caso y en control de su destino, un poquito por lo menos”, comparó.
Finalmente, Rowberry respondió preguntas de la audiencia de Conecta Arizona, específicamente sobre la situación de los inmigrantes venezolanos y cubanos que solicitan asilo en Estados Unidos:
• Una inmigrante venezolana que vive en Arizona y pidió asilo hace 4 años, ¿qué puede hacer para que avance su proceso migratorio? El índice de aceptación de los pedidos de asilo de los venezolanos es, en promedio, más alto: más del 70 por ciento de sus peticiones se aprueban, cuando el índice de aprobación en los guatemaltecos, por ejemplo, es entre 20 y 30 por ciento.
“Tengo muchos clientes en esta condición, que presentaron sus aplicaciones antes de que el presidente Trump cambiara la política migratoria. He visto aplicaciones pendientes desde el año 2016 y siendo venezolana una buena noticia es que ya puede aplicar a su TPS (Estatus de Protección Temporal). De plano, ya tiene su permiso de trabajo por medio del asilo, pero su TPS puede ser otro nivel más; si autorizan una residencia por medio del TPS eso le puede ser de beneficio en el futuro. Pero por el momento no hay ninguna manera para avanzar su caso. Tiene que esperar su entrevista, hacer lo mejor que pueda en esta entrevista, traer todas sus pruebas y dar los mejores argumentos posibles. ¿Por qué? Porque corre el riesgo de que si el oficial no está convencido le puede referir su caso al juez de Inmigración y ganar el caso en la Corte es 500 por ciento más difícil que ganar en el primer paso. El nivel donde está ahorita es muy favorable, nada más tiene que acordarse de tener todos sus elementos ya listos para explicarle al oficial y deberían aprobar su petición. Especialmente ahorita, los casos de Venezuela son buenos (en cuanto a posible resolución favorable)”.
• ¿Qué análisis realiza sobre las deportaciones de cubanos que está realizando la Administración Biden cuando ellos sí calificarían para un asilo político y teniendo en cuenta que es el tercer mayor grupo de inmigrantes que espera en México la resolución de los casos de asilo (más de 11.800 casos)?
“Antes que nada, la política hacia los cubanos se había cambiado bajo la presidencia de Obama porque su Administración estaba tratando de normalizar la relación entre Estados Unidos y Cuba. Por eso terminó esa política por la que antes, cuando un cubano tocaba suelo estadounidense, ya estaba viviendo en el país y calificaba para una residencia después de un año. Esa política se acabó. Ahora los cubanos están en el mismo proceso que los demás. Si vamos al centro de detención en Florida vamos a encontrar muchos cubanos peleando sus casos de asilo. También es cierto que ellos pueden perder su caso de asilo igual que un guatemalteco, por ejemplo, si no tienen las pruebas (que certifican las causas de la petición de asilo)”.
En Tijuana, ya están saturados los albergues de migrantes que esperan por su asilo en Estados Unidos
En el municipio mexicano de Tijuana, en la frontera con California, el número de inmigrantes de diversos países de Centroamérica que esperan para ingresar a Estados Unidos a partir de la tramitación de su solicitud de asilo no ha parado de aumentar, por lo que ya se puede ver en la ciudad la saturación de algunos albergues que alojan a estas personas, que deben esperar en México por ese trámite debido a la vigencia del programa migratorio estadounidense Quédate en México, ratificado recientemente por la Corte Suprema de Estados Unidos.
Así lo afirmó la periodista Karla Castillo, del sitio informativo El Migrante (www.internews.org/elmigrante-espanol/), de Tijuana, quien consideró que es cada vez mayor el número de inmigrantes centroamericanos en esa ciudad y en México en general, donde es frecuente ver caravanas de migrantes que caminan rumbo a la frontera con Estados Unidos para pedir asilo, huyendo de sus países. Días atrás, las fuerzas policiales mexicanas reprimieron a cientos de estos inmigrantes, que caminan con sus familias, incluso menores de edad, rumbo a la frontera sur de Estados Unidos.
En declaraciones a La Hora del Cafecito, el programa de radio de Conecta Arizona, Castillo dijo que “sigue creciendo” el número de migrantes en México a causa de la vigencia del programa Quédate en México, pese a que “ha habido momentos en que pareció haber estado inactivo”, en referencia a estos meses de la gestión de Joe Biden, quien suspendió la iniciativa creada por Donald Trump y permitió a unos 13 mil inmigrantes (de los más de 70 mil expulsados por la Administración anterior) ingresar a Estados Unidos para seguir allí sus trámites de asilo. Ahora, la Corte Suprema de Justicia estadounidense ratificó la medida migratoria de Trump.
“Tan solo en Tijuana continúa creciendo el campamento de personas que están esperando la oportunidad de solicitar asilo. Se calculan unas 2 mil personas, solamente en este campamento. Además, están los albergues. Recientemente se reportaron situaciones que indican que se han saturado algunos albergues que tradicionalmente han atendido a esta población”, detalló Castillo sobre la realidad que está viviendo esta ciudad de Baja California, que antes era considerada solo una ciudad de paso rumbo a Estados Unidos y que hoy es el “hogar” de miles de migrantes varados en la frontera.
Como ejemplos de saturación de albergues, la periodista mencionó al Desayunador Padre Chava, de la obra salesiana en Tijuana (www.padrechava.org/, www.salesianostijuanapst.org/desayunador-salesiano-p-chava), y al templo cristiano Embajadores de Jesús. Sobre este último, Castillo afirmó que “en un momento pasó de tener espacio para unas 300 personas, con cierto nivel de hacinamiento, a tener que alojar a 1300 personas, debido a que estaban regresando un promedio de 100 personas por día”.
Entrevistada por Maritza L. Félix, fundadora y directora de Conecta Arizona, Castillo destacó además el crecimiento de la comunidad de inmigrantes de Haití en Tijuana. “En el caso de la población de haitianos, fueron los primeros en llegar, en 2015, 2016. No hablaban bien español. Gente que tenía contacto con ellos y periodistas creíamos que eran brasileños, porque justo venían de Brasil, donde habían estado viviendo mucho tiempo porque se habían ido por todos los fenómenos climatológicos y sísmicos (de la isla centroamericana). Después pudimos ver que eran haitianos, que llegaban con familias, en pequeños grupos”, recordó.
Según la periodista, la comunidad haitiana “fue creciendo de manera exponencial” en Tijuana ya que “uno de los albergues que los recibió desde el inicio, Embajadores de Jesús, les asignó un espacio, construyeron cuartos, le llamaron Little Haiti y ahí vivieron desde 2017 a la fecha”. “Yo admiro mucho la capacidad que tienen para adaptarse, para ver oportunidades y tomar decisiones. Son muy buenos tomadores de decisiones, saben qué quieren: si el plan era cruzar a Estados Unidos, ya cruzaron; si su plan era tener una vida tranquila con trabajo y estabilidad en México, se quedaron”, señaló.
“Esta comunidad se ha caracterizado por tener un nivel educativo alto, de nivel técnico hacia arriba, universitario. Hay un chico que incluso está terminando una maestría; él y su grupo tienen un plan para regresar a Haití e impulsar reformas que su país necesita, por ejemplo. Pero hay otro sector de haitianos trabajadores que igualmente se han establecido y viven en guarderías o en edificios de departamentos, hacen comunidad, se apoyan unos a otros”, agregó.
Castillo también dijo que en Tijuana se pueden ver comunidades de hondureños, guatemaltecos y salvadoreños, cuyo objetivo, en la mayoría de los casos, es “cruzar a Estados Unidos”. “Estas son las personas que están quedándose varadas acá en la frontera. También hay de otras nacionalidades: venezolanos, nicaragüenses y también mexicanos, por supuesto. Hay bastantes mexicanos, de Guerrero, de Michoacán. Ellos se agrupan en los albergues, tienen una temporalidad para estar ahí y luego van a rentarse espacios afuera, de manera temporal también”, describió.
Voluntarios rescatan y auxilian a migrantes perdidos en el desierto
Los voluntarios de Armadillos, ni un migrante menos (www.niunmigrantemenos.org/), una organización sin fines de lucro que se dedica a auxiliar y rescatar a los inmigrantes que intentan atravesar el desierto para llegar a Estados Unidos, encuentran más restos de personas fallecidas que migrantes vivos en sus tareas de búsqueda en la frontera con México, principalmente en los desiertos de Arizona y California.
Así lo afirmó Alex Ortigoza, miembro de la organización, en declaraciones a La Hora del Cafecito, el programa de radio de Conecta Arizona, al explicar las difíciles situaciones que tienen que vivir en su tarea de rescate en el desierto, donde es común que encuentren inmigrantes fallecidos cuando salen a buscar a alguna persona que fue reportada como perdida o a punto de morir por falta de agua y cansancio a causa del calor extremo.
“Lamentablemente, se encuentran más restos (que personas vivas). Por mala fortuna, mucha gente no puede aguantar tanto tiempo. Los coyotes la dejan abandonada, lastimada, la dejan ahí a su suerte. Y si la gente no sabe dónde está, porque todo (el paisaje en el desierto) es muy parecido, no sabe dónde está el norte, el sur, el este o el oeste; entonces, no saben hacia dónde ir y lamentablemente perecen”, señaló Ortigoza.
Los coyotes son personas que los inmigrantes contratan para que los “guíen” en su paso por el desierto y que, en ocasiones, los abandonan en medio de una travesía que combina riesgos para la salud a causa de las condiciones extremas del desierto y también posibles estafas y engaños, ya que nada garantiza que el coyote los conduzca efectivamente a destino.
“Somos una mercancía para los coyotes. Nos entregan y se les entrega el dinero a ellos”, afirmó Ortigoza, entrevistado por Maritza L. Félix, fundadora y directora de Conecta Arizona. Y dijo que no trabajan en el rescate de “casos aislados” sino que reciben “entre 10 y 20 llamadas o mensajes para buscar personas en las distintas fronteras” entre Estados Unidos y México.
“Lamentablemente, en muchas ocasiones no se tiene una ubicación precisa. Para los coyotes somos una mercancía. Nos convertimos en una mercancía que entregan a cambio de dinero. Entonces, a ellos de ninguna forma les conviene darles una ubicación exacta a las familias que están pidiendo alguna ubicación, porque si dan una ubicación por donde pasan a la gente con la que ellos comercian es lógico que grupos como nosotros vamos a entrar, a comenzar a indagar en esas zonas; o va a entrar Border Patrol. Lo que menos quieren los coyotes es que se descubran las zonas por donde entran. Entonces, en muchas ocasiones a las familias les dan ubicaciones erróneas, que no son ciertas, y lamentablemente esto conlleva a la muerte de mucha gente”, detalló Ortigoza.
“A nosotros principalmente nos llaman las familias (de los migrantes) y nos hablan de la situación, de cuándo salió su familiar (rumbo al desierto), cuánto tiempo lleva perdido, hace cuánto tiempo se comunicó el coyote con ellos, cuándo fue la última ocasión que su familiar se comunicó con ellos. Entonces, en base a eso hacemos un mapeo de por dónde entraron, cuánto tiempo se puede tardar de un punto a otro. Con estos datos y tomando en cuenta la fecha en que dejaron a esta persona, tratamos de crear un mapa de hacia dónde pudo haberse ido”, explicó.
“A las familias en ningún momento les dan una ubicación exacta, por eso nosotros precisamente salimos a buscar. Lamentablemente, en muchas ocasiones a la gente que salimos a buscar no la encontramos, pero encontramos a otras personas, pero ya en estado… (fallecidas), encontramos los restos humanos. En muy pocas ocasiones hemos ido con una localización (precisa) para localizar a alguien”, agregó el voluntario de Armadillos, ni un migrante menos.
Una situación similar a la contada por Ortigoza se conoció a fines de agosto, cuando una inmigrante colombiana logró comunicarse por teléfono, en el desierto de Arizona, con la línea de emergencia 911 para pedir ayuda. En la llamada señaló que estaba a punto de desmayarse por el calor y la deshidratación, y que se encontraba con su hija (de entre 10 y 11 años) y su hijo de 3 años. Finalmente, la madre y su hija fallecieron, y el pequeño fue rescatado por las autoridades y llevado a Estados Unidos, donde el esposo -y padre de los menores- los esperaba. Luego se supo que la madre y sus hijos habían sido abandonados por el coyote que habían contratado para cruzar el desierto.
“Aquí estamos para ayudar o guiar en algún momento los pasos de alguna persona que se encuentre en el desierto o esté pensando en cruzarlo. Le deseamos muchísima suerte y que se prepare muy bien, que tome agua. Nosotros queremos evitar muertes”, dijo Ortigoza, quien en la organización se encarga de la atención en las redes sociales (en todas con el nombre Armadillos ni un migrante menos). “Yo recibo las llamadas y el grupo que sale tiene, lamentablemente, muchas experiencias bastantes feas de todo esto que pasa en las fronteras”, afirmó.
La organización, con miembros en varias ciudades de California (como San Diego, Vista, San Marcos, Madera y Fresno), recibe donaciones para comprar suministros para acampar y excursiones, comida, para gastos forenses y funerales. Además, el dinero es utilizado en apoyo a los colectivos de búsqueda en México, donde también existen organizaciones que se dedican a buscar, en el desierto, a víctimas de desapariciones forzadas a causa del narcotráfico, como es el caso de Madres Buscadoras de Sonora.